Debates en torno a las ciencias
Espacio para divulgación y reflexión de los haceres de las ciencias frente a los retos del siglo XXI
jueves, 7 de julio de 2016
martes, 28 de junio de 2016
Procesos intelectuales de las ciencias en el siglo XX
En la actualidad siguen encendidas las pasiones sobre los límites y campos de aplicación del conocimiento científico. Son discusiones aún no acabadas aquellas que intentan dilucidar las cuestiones de los criterios de demarcación de la ciencia para distinguirla de otros conocimientos, aparentemente, menos verosímiles y de menor confiabilidad.
Las comunidades científicas -entre sí- definen lógicas y procedimientos para la producción de conocimientos, y cada colectivo insiste en argumentar sobre criterios de coherencia interna. Desde esta perspectiva, cada corriente goza de cierta autonomía en sus razonamientos y ejercicios de investigación.
Desde finales del siglo XIX y hasta estos primeros años del XXI, es decir, durante casi siglo y medio, la corriente Empírico o Inductivo Analítica o Positivista de investigación ha determinado buena parte del terreno de las ciencias llamadas naturales.
En el caso de las ciencias sociales, domina la heterogeneidad de teorías y metodologías para la investigación social. Es decir, los modelos se encuentran y desencuentran y ninguno logra dominar en la complejidad de relaciones institucionales de los grupos y corrientes científicas. Lo que si prevalece es una especie de pluralidad y tolerancia entre científicos sociales, cada uno defendiendo su parcela de saberes en los que se sienten seguros y confiados.
Es así como en la producción de ciencia, en este último siglo, se mantienen dos fuertes corrientes que se confrontan:
La primera, llamada en la actualidad Neo-positivista, el sujeto se coloca frente al objeto de conocimiento, es decir, reconoce y mantiene su distancia porque se ubica fuera e independiente de los hechos. Es la corriente de pensamiento científico que ha dominado buena parte de la producción tecno-científica occidental, pues responde a una tradición institucional de racionalización del conocimiento científico. Y a esta se contrapone una nueva tendencia científica emergente promovida como “Posnormal” (Funtowicz y Ravetz, 2000) a la que referimos más adelante.
En la segunda, llamada de manera general Hermenéutica, el sujeto forma parte de éste y es influido e influye sobre el conocimiento que genera, es decir, asume que la distancia es falsa y que el conocimiento producido no es un reflejo ingenuo de la realidad sino que está impregnado de la percepción del propio sujeto investigador.
Prevalecen, en el pensamiento de la academia, dos marcadas tradiciones: una, según la cual, el objeto es una realidad en sí mismo y por tanto es investigado en la exterioridad del sujeto, pues existe independientemente; lo que ha dado lugar a una perspectiva objetivista de investigación, sobre la que profundizaremos más adelante. Y otra, que defiende que el mundo es básicamente una construcción de la mente humana; ésta ha conducido a una posición idealista de la investigación.
Las dos grandes tendencias que coexisten en la actualidad:
Una de estas, reconocida como el paradigma Racionalismo Científico Moderno está implicada por la EXPLICACION causal que da significado material al objeto de estudio.
Es una subjetividad analítica (deductiva/inductiva) que pasa por procesos lógicos de formalización de argumentos que son comprobados, corroborados o contrastados en experiencias de laboratorios o situaciones similares controladas por el científico.
Donde las proposiciones del conocimiento científico surgen de la reproducción de procesos metódicos en la aplicación de técnicas e instrumentos de investigación que ya forman parte de tradiciones científicas.
Es así como el discurso científico se produce en base a argumentaciones que tienden a la fragmentación, simplificación y/o reducción de los compuestos dimensionales del objeto de estudio.
Dicha búsqueda selectiva requiere DESCONTEXTUALIZACIÒN, es decir, separar la observación intelectual del “todo entre sus partes” del contexto no controlado para producir un conocimiento científico concreto, preciso que da cuenta de las determinaciones causales y tangibles del objeto que se reconoce.
La otra tendencia que podríamos distinguir como Racionalismo Emergente, surge de la discusión o negación de las verdades objetivas que son superadas por procesos intelectuales INTERSUBJETIVOS.
Es decir, que se elaboran en el terreno de la comunicación humana. Lo que implica reconocer que el conocimiento científico está “cargado de valores sociales”.
En este sentido, son procesos de reflexividad, hermenéutica o razonamientos críticos dados a partir de las experiencias sensibles de los sujetos implicados y donde la argumentación son procesos lógicos naturales a partir de la vivencias.
De manera tal que el conocimiento científico que se produce requiere implicarse en la totalidad de los fenómenos socio-culturales, mediante INTERPRETACIONES de las representaciones colectivas-sociales percibidas en el CONTEXTO social.
La visión subjetiva del científico, implicado en estadios intersubjetivos, genera un conocimiento sistemático y concertado de la totalidad compleja.
Estas búsquedas integracionistas del “todo” lleva o conduce a deliberaciones, conjeturas y en el mejor de los casos a aproximaciones interpretativas de las realidades percibidas.
lunes, 27 de junio de 2016
Formas y representaciones de las ciencias frente al Siglo XXI
En la actualidad la actividad científica ha venido conviniendo en nuevas e interesantes formas de organización político-institucionales que merecen ser estudiadas.
Más allá de los postulados
académicos epistemológicos, los practicantes y financistas de la ciencia están
viabilizando soluciones tecnológicas y creando formas prácticas mediante intersubjetividades
que trascienden el claustro académico y los laboratorios experimentales.
La búsqueda incansable de la
verdad pareciera ya no ser una meta y ha sido sustituida por la resolución de
problemas concretos mundiales que generan verdades, por encima de la lógica
argumentativa. Verdades pragmáticas podría decirse.
Visto así, los postulados de la
ciencia normal (a la usanza de Thomas Kuhn) están desdibujándose ante estas
nuevas alianzas corporativistas privadas
y públicas.
¿Qué se está buscando? ¿Sigue
siendo la búsqueda de la verdad el norte de la ciencia? ¿La conformación de los
equipos de investigación, a cuáles intereses responden?¿Hacia dónde vamos con
la tecno-ciencia? Estas y otras tantas cuestiones pudiéramos formularnos en
este momento de reconformación de la actividad científica.
Dicen los investigadores Funtowicz Silvio y
Ravetz Jerome refiriéndose a lo que ellos llaman “La ciencia posnormal” (2000)
que “estamos viviendo en medio de una transición rápida y profunda, de manera
que no podemos predecir su resultado. Pero podemos ayudar a crear las
condiciones y las herramientas intelectuales por las cuales el proceso de
cambio podrá manejarse para mayor beneficio de la humanidad y del ambiente
global”.
Consideran que los conocimientos
o resultados de investigaciones científicas pasan a ser datos “blandos” en el
contexto de compromisos valorativos “duros” que surgen de acuerdos públicos en
la esfera de lo político para la resolución de problemas mundiales, tales como:
las hambrunas, la contaminación ambiental y el SIDA, entre otros.
Las dimensiones de lo social complejo,
en la frontera de los siglos presentes, asume que las producciones
intelectuales culturales, se intersectan a lo político y le da significaciones
de acuerdos económicos y, a su vez, éticos.
Estas miradas rompen con la concepción tradicional y lineal de la
epistemología y pasa a ser terreno de la sociología del conocimiento
científico.
Es la situación que identifican los investigadores Ordoñez
Javier, Navarro Víctor, Manuel José y Sánchez, Manuel (2008), en su libro
Historia de la Ciencia, al referirse al caso del Proyecto Genoma Humano que ha
sido motivo de lucha de intereses públicos y privados en la intersección entre
lo político y lo científico. La pugna entre la compañía comercial Celera
Genomics y el instituto nacional de salud de los Estados Unidos que controla el
proyecto a principios del presente siglo.
sábado, 19 de julio de 2014
PERSPECTIVAS DEL BLEARNING EN LA UNIVERSIDAD TRADICIONAL LATINOAMERICANA
Introducción:
La inserción
de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TICS) en los procesos
de enseñanza - aprendizaje ha venido conformando transformaciones sin
precedentes en los sistemas universitarios latinoamericanos.
Estos cambios son académicos
pues, por una parte,el profesorado se contraría en sus habituales clases
magistrales, donde el origen de los conocimientos de los estudiantes se basaba
en los limitados conocimientos del profesor y por otra parte, son administrativos,
pues demandan nuevas estructuras institucionales de gestión tecnológica.
Las
tecnologías educativas vienen facilitando, así, la posibilidad de aprendizaje
autónomo y colaborativo cuando se asume el modelo educativo como un sistema
abierto de complejos componentes de interacción, en el cual el intercambio de
representaciones prácticas y simbólicas se vehicula a través de las plataformas
tecnológicas.
“Estas experiencias apoyan la idea de que los
elementos clave del nuevo paradigma educativo son la actividad y comunicación
del que aprende, pero resaltan la garantía y calidad del conocimiento colectivo
generado en la interacción social y en la colaboración, frente al construido
individualmente” Salmerón, Rodríguez y Gutiérrez (2010;165)
Los
componentes del sistema son asumidos como elementos activos y protagónicos
capaces de influir y ser influidos por el entramado social que conforman. Visto
así, las tecnologías educativas son un soporte y por tanto un medio para la
interacción. Cumplen un rol de herramientas-instrumentos y no de fines de
aprendizaje en sí mismas. Mientras que los componentes humanos del sistema
abierto interactúan cargados de valores sociales que garantizan el aprendizaje
autónomo y colaborativo.
Como
refiere Echeverría (2002) actualmente existen dos nuevas exigencias emanadas
del derecho para la educación,adecuada al mundo en el que vivimos: El acceso
universal a los escenarios educativos,
donde los estudiantes aprenden a moverse e intervenir en el nuevo espacio
telemático, y la capacitación para utilizar competentemente estas nuevas tecnologías.
Los modelos de
enseñanza – aprendizaje determinados por el uso de TICS (e-learning/ virtualy
b-learning/ mixtos) están redimensionando los escenarios educativos, donde las
tecnologías favorecen la interacción comunicativa y trascienden los límites
espacio/temporales convencionales.
En
el marco de estos planteamientos, el sistema educativo universitario tradicional
está retado a atender la formación de los nuevos ciudadanos,incorporando las
nuevas tecnologías. Ha de hacerse con la perspectiva de favorecer los
aprendizajes y facilitar los medios que sustenten el desarrollo de los
conocimientos y de las competencias necesarias para la inserción social y
profesional de calidad.
Por
tanto, es oportuno reflexionar sobre la necesidad de crear espacios innovadores
e inclusivos, que propicien el desarrollo de:
•
Nuevos
procesos de aprendizaje, donde el estudiante sea promotor de su conocimiento
con autonomía y aprehensión de la información que permite el cultivo del
conocimiento a través de las tecnologías de la información y comunicación.
•
Estrategias
para la capacitación en esta área, debido a que para ser activo en este espacio
social se requieren nuevos conocimientos y destrezas que habrían de ser
aprendidos en los procesos educativos.
•
La
adaptación de la universidad y la actualización en este espacio social, lo que
requiere crear un sistema más novedoso y de vanguardia de centros educativos, a
distancia y en red, así como nuevos escenarios, instrumentos y métodos para los
procesos educativos.
Supuestos teóricos:
En
virtud de lo dicho anteriormente, para que estos cambios sean efectivos, González (2007)
hace referencia a la transformación del profesor universitario: de transmisor
de información a facilitador en la construcción del aprendizaje de los alumnos,
donde es imprescindible la formación inicial y continua del profesorado tanto
del uso de herramientas tecnológicas, como de metodologías innovadoras y
modelos de diseño instruccional que integren tecnologías de información y
comunicación.
Por parte del estudiante, como refiere
Castañeda (2011) es necesario generar competencias por el e-estudiante, entre
estas destacan: creación o producción de contenidos en formatos digitales,
comunicación, colaboración, interrelación, trabajo en grupo, compromiso ético,
elaboración de referencias y demostración de responsabilidades.
Suchecki y Ofelia (2006) indican que la
estrategia viene dada por la combinación de enseñanza presencial con trabajo autónomo del alumno fuera del aula.
Significa que se deben contemplar las ayudas didáctico-pedagógicas, los
objetivos de aprendizaje y las peculiaridades de los alumnos con los que se
realiza la mezcla o el “blend”.
Por tanto, dentro del blend / learning deben atenderse
componentes tales como: los objetivos de aprendizaje, la audiencia, los
requerimientos técnicos, entre otros.
En este sentido, González (2007) agrupa a estos
modelos de b-learning en tres categorías principales, en función de los elementos
antes mencionados, estas categorías son:
Modelo con
Enfoque en Habilidades;este modelo de b-learning se puede definir como una
aproximación de aprendizaje que combina el aprendizaje a su propio paso
(WBT/CBT, documentos, libros) con apoyo al aprendiz por medio de interacciones
con el facilitador a través de email, foros de discusión, sesiones presenciales
guiadas por el instructor entre otras técnicas. Para desarrollar habilidades y
conocimientos específicos. El propósito del aprendizaje a su propio paso
combinado con apoyo del facilitador, es asegurar el cumplimiento de los módulos
de aprendizaje diseñados para que el alumno los estudie a su propio paso.
Además el apoyo del facilitador ayuda a que el aprendiz no se sienta solo y
pierda motivación en el proceso.
Modelo con
Enfoque en Actitudes; el modelo de b-learning con enfoque en actitudes, se
define como una aproximación de aprendizaje en la que se mezcla o combinan
eventos de aprendizaje, por medio de sesiones presenciales con instructor en el
salón de clases y laboratorios de aprendizaje guiados por el instructor, con
interacciones y discusiones facilitadas con tecnología, como foro de discusión
y aulas virtuales, para desarrollar actitudes y conductas específicas entre los
aprendices.
De esta manera cuando se espera desarrollar actitudes
y conductas es necesaria la inclusión de aprendizaje colaborativo facilitado a
través de sesiones cara a cara o actividades colaborativas basadas en
tecnología. Por ejemplo, el contenido referente a la interacción y negociación
con el cliente, es mejor presentarlo en dinámicas de juego de roles donde los
participantes puedan interactuar entre si. Sin embargo, el desarrollo de otras
conductas y actitudes como la reflexión crítica se pueden presentar mejor a través
de grupos o trabajo en equipo apoyado con herramientas colaborativas basadas en
tecnología como el foro de opinión y aula virtual.
Modelo con Enfoque en Competencias; este modelo
se refiere a la aproximación de aprendizaje que combina una variedad de eventos
de aprendizaje con apoyo de tutorías para facilitar la transmisión de conocimiento
tácito. En la presente Era del Conocimiento, el éxito depende de que tan rápida
y apropiadamente se tomen decisiones. Gran parte de este proceso es guiado por
hechos y principios, donde se aplica el conocimiento tácito que lo expertos tienen
mientras ejecutan sus prácticas.
Así mismo, este conocimiento es crucial para el
desempeño exitoso de cualquier tarea. Los aprendices simplemente absorben ese
conocimiento tácito observando la forma en que los expertos trabajan e
interactuando con ellos. El modelo con enfoque en competencias se centra en
capturar y transmitir ese conocimiento tácito por medio de tutorías, basadas en
tecnología y cara a cara, para desarrollar competencias.
Cabe destacar que los modelos antes mencionados están
enfocados en la manera de cómo se persigue transmitir el aprendizaje y los
elementos que intervienen en dicho proceso, es decir, la manera de cómo se hace
uso de las diferentes herramientas tanto del enfoque de educación presencial
como del enfoque de educación sustentado en TICS.
Adicional a lo antes mencionado, es oportuno mencionar
que no sólo se deben considerar los modelos ó enfoques de aprendizaje, dentro
del b-learning es necesario también tomar en cuenta la estructura pedagógica
del aprendizaje que nos permita orientar ventajosamente los procesos de
aprendizaje en los contextos de virtualidad.
Asumimos el aprendizaje autónomo como el proceso de
desarrollo de la autoplanificación y la autorregulación en la experiencia
educativa (Manrrique, 2004). Por aprendizaje colaborativo entendemos el mutuo
compromiso de los participantes del sistema (Arteaga y Fabregat, 2002).
Mientras que por tecnologías educativas representamos a todos aquellos medios
tales como el Internet, la televisión, los videos y la radio interactiva al
servicio de la educación (Unesco, 2011).
Para la formulación de esta estructura pedagógica del
aprendizaje se considera pertinente el enfoque de Suárez y Nieto (2004), según
el cual deja en claro que al proponerla, en la práctica se busca asumir esta
estructura no para controlar los procesos internos del aprendizaje, sino para
organizar la enseñanza virtual.
Tampoco se trata de un modelo que inhiba los cambios y
adecuaciones progresivas, es un modelo que requiere de un ajuste dinámico de
acuerdo a la naturaleza de los cursos, los alumnos, el tiempo, las tareas,
entre otros. Además, hay que señalar que no busca ser una pauta secuencial,
sino referencial que sirva de guía para la modulación pedagógica en la
plataforma virtual, pero sobre todo, busca potenciar la interacción sobre el
acceso a la información.
El autor antes mencionado describe la estructura
pedagógica en cinco elementos, los cuales son:
Para
empezar, dado que en la
virtualidad no existe una relación directa como en las clases “cara a cara”,
acceder al proceso de formación virtual supone estimular un dominio técnico y
emocional que el docente debe generar en la actividad virtual.
Tomando en cuenta estas ideas, es
necesario reconocer las siguientes acciones donde el docente presenta el tema
que se va a desarrollar, ya que no existe las ventajas de una comunicación
presencial, en esta etapa es necesario que el docente exponga o sugiera alguna
situación, caso, reto, ejemplo, problema, ejercicio, controversia moral o
noticia –bien sea a través de un texto, audio, video o cualquier otro recurso
virtual del cual se desprenda algún valor o expectativa de aplicación que
capture el interés del alumno. Dicho de otras palabras, se trata de presentar
de forma estimulante y significativa el tema que centrará la actividad virtual
del alumno.
Definición de tareas: es el
corazón metodológico del proceso virtual. Bajo este nombre se debe identificar
el producto final que los alumnos de forma cooperativa o de forma individual
deben llevar a cabo. En esta etapa el docente debe precisar un producto
plausible e interesante que los estudiantes deben lograr al final del proceso
virtual.
Tomando como base lo planteado
anteriormente, esto puede ser, indistintamente, la redacción de un ensayo, la
solución de un ejercicio, la resolución de un cuestionario, la aplicación de
una encuesta, la elaboración de una presentación multimedia, el análisis de una
página web, etc. La calidad de la tarea está en relación directa con la calidad
del proceso de aprendizaje, es por ello que el trabajo debe ser viable en el
tiempo, contener recursos en línea, producto de la interacción y realizado
según las pautas sugeridas, aunque luego todo esto sea enriquecido por los
alumnos.
Intercambio: dado que no
existe en la fase virtual un acercamiento físico, es necesario que el docente
facilite los espacios virtuales para el desarrollo del intercambio de ideas en
torno a la solución de la tarea en los equipos cooperativos de manera virtual.
Para la implementación de este proceso se debe asegurar las condiciones de
interacción social entre todos los participantes como motor de aprendizaje.
No obstante, se debe asegurar que la
interacción no sea un simple diálogo o charla virtual, sino una actividad que
coadyuve en la resolución de la tarea. Aquí, el rol moderador del docente en
este intercambio es fundamental.
Consolidación: es la etapa
del proceso en que los alumnos, gracias a la acción moderadora del docente,
llegan a la concreción de la tarea. Aquí la evaluación y la retroalimentación
docente son de suma importancia para consolidar un nuevo estadio de
conocimiento. El docente debe busca asegurar que los alumnos presenten la tarea
en las mejores condiciones de desarrollo y, sobre todo, bajo la certeza que la
interacción conjunta ha servido para consolidar un nuevo estadio de
conocimiento en su proceso de aprendizaje. En esta etapa el
docente debe estimar la calidad del proceso y ponderar la calidad del producto
final.
Ampliación: se trata de
extender las ideas trabajadas en la fase anterior, explorando nuevas fuentes de
información y nuevos contextos de aplicación, así como orientando una
comprensión metacognitiva sobre el proceso de aprendizaje. Para este proceso el
docente amplia las ideas trabajadas en el proceso explorando nuevas fuentes de
información así como estimulando la comprensión metacognitiva sobre el proceso
de aprendizaje virtual. Por eso, además de ofrecer materiales de diversos tipo
para ampliar el horizonte de aprendizaje, se debe orientar un proceso de
reflexión sobre el proceso de construcción. Toda la práctica metacognitiva es
básica antes de dar por finalizado el proceso virtual.
Cabe destacar que la estructura pedagógica del aprendizaje propuesta por Suárez y Nieto (2004), sólo hace referencia a aquellos cambios necesarios dentro de la modalidad virtual suponiendo que se conoce todo lo referente a una estructura pedagógica del aprendizaje para la modalidad presencial, pero donde se debe tener en cuenta los siguientes elementos:
•
El
estudio individualizado donde el estudiante es responsable de su propio
aprendizaje, mediante documentos auto-instruccionales impresos y digitales.
•
El
aprendizaje colaborativo enmarcado por un sistema de gestión de aprendizaje, mediante
actividades regulares presenciales de enseñanza - aprendizaje, tales como:
asesorías grupales, individuales,
prácticas, foros, seminarios, congresillos y demás posibilidades de interacción
social.
•
El
pensamiento analítico, reflexivo y significativo.
•
El
aprendizaje constructivista.
En otro orden de ideas, es oportuno mencionar que para
que exista el b-learning debe contarse con una plataforma informática, estas
son herramientas que combinan hardware y software para ofrecer todos los
servicios necesarios para la impartición de la formación. Esta plataforma debe
estar constituida por dos partes importantes los cuales son:Sistema de Gestión de la Formación (Learning
Management System. LMS), y el contenido.
Las plataformas ofrecen la interconexión de estos dos
requisitos jugando dos papeles fundamentales: el de soporte de comunicación
entre los participantes y el de soporte de todo tipo de materiales (texto,
imágenes, audio).
Estas plataformas ofrecen múltiples servicios dentro
de los cuales se pueden mencionar: administración y gestión de cursos:
inscripción, directorio de participantes y profesores, agenda, consulta de
calificaciones, buzón de sugerencias; elaboración y distribución de contenidos;
servicio de correo electrónico entre todos los participantes; alumnos,
profesores y administradores; herramientas de trabajo colaborativo: foros,
chats, listas de distribución de correo, pizarra electrónica,
audio/videoconferencia.
Otros servicios son: acceso a catálogos, directorios y
bibliotecas online; servicio de tutorías: sincrónica y asincrónica. Sistemas de
control y seguimiento del alumno; sistemas de evaluación y autoevaluación;
diseño de planes personalizados de formación.
En este sentido, en las plataformas e-learning hay que
incluir servicios que respondan a las diferentes necesidades de los agentes
implicados en la acción formativa (responsables del seguimiento, diseñadores,
profesores y alumnos).
Las plataformas b-learning deben proporcionar una gama
de recursos y servicios mínimos para de esta manera garantizar su
funcionabilidad, operatividad y eficiencia. Martínez (2004) plantea una
clasificación de estos recursos según su funcionabilidad, dichos recursos son
presentados a continuación:
-
Herramientas colaborativas; facilitan el aprendizaje,
la comunicación y la colaboración;
-
Herramientas para el diseño del interfaz de usuario;
-
Herramientas de gestión del curso; dado que las
plataformas ofrecen gran variedad de recursos para el profesor y para los
estudiantes, es recomendable experimentar y familiarizarse con las distintas
herramientas antes de proceder a su implantación y utilización en el entorno a
distancia.
A
continuación expresamos la metódica empleada en la presente investigación.
Metódica desarrollada:
Desde
la investigación cualitativa, la reflexividad es el procedimiento empleado como
herramienta de interpretación de las representaciones y prácticas
intersubjetivas.
Visto
como proceso, la reflexividad cimienta la interpretación del investigador en el
contexto; creando un espacio dialógico entre los actores sociales conformantes
del sistema estudiado.
Visto
como técnica, viabiliza que la
comprensión y el análisis del fenómeno estudiado surjan de una práctica
intelectual intermediada entre los supuestos teóricos imbricados a la
experiencia subjetiva. Por tanto, se resiste a la objetividad y expresa la
conciencia del investigador en conexión con la situación de investigación (dela
Cuesta-Benjumea, 2011)
Es la
técnica de investigación aquí empleada, que parte de la reflexión de la práctica
a partir de una situación de trabajo de campo. Como refiere Meneses Jiménez
(2007) nos atrevemos a considerar la implicación reflexiva como la mayor
capacidad creativa e interpretativa en la investigación.
“En
suma, la postura reflexiva se vincula con la adopción de una mirada relacional
sobre los fenómenos, que por un lado pone de manifiesto los nexos entre los
objetos y sus contextos (los campos) y por el otro, vincula el quehacer
científico con su propio campo de producción y de esta manera la objetiva como
producto histórico" (Giglia, 2003; 153)
El
procedimiento reflexivo seguido fue vehiculado por la observación participante
de la práctica académica que sirvió como referente empírico.
Reflexiones desde la práctica
universitaria ¿es posible el aprendizaje autónomo y colaborativo en universidad
tradicional?
Reflexionamos
a partir de la experiencia educativa universitaria de promoción del aprendizaje
autónomo y colaborativo, en los espacios
académicos que le dan cabida a la educación alternativa a distancia, soportada
en el diseño instruccional uso de entornos virtuales de aprendizaje, dentro de
un entorno universitarios convencional o tradicional latinoamericano.
En la
Universidad del Zulia (Venezuela) se viene practicando la promoción del
aprendizaje independiente, autónomo y colaborativo desde un espacio
académico-administrativo denominado Estudios Universitarios Supervisados,
conocido por sus siglas: EUS, fundado para el año 1974 y que actualmente forma
parte del Sistema de Educación a
Distancia de esta casa de estudios.
Es así
como desde la década de los setenta del siglo XX esta propuesta o modelo
educativo se enfrentó a la concepción tradicional de la cátedra, que podríamos
identificar con las siguientes características:
• Proceso de enseñanza determinado por
la ilustración (sapiencia) del maestro.
• Este maestro o catedrático enseña una
asignatura o materia específica, que forma parte de un conocimiento científico
especializado.
• El alumno-estudiante es un receptor
(obviamente pasivo) de la sabiduría del catedrático. Muchas veces más por
admiración que por comprensión de lo aprendido.
De
manera tal, que ya para los setenta se venían enfrentando dos enfoques. Veamos
a continuación:
Enfoque
conductista (Estimulo-Respuesta/ Emisor-receptor)
Enfoque sistémico (complejidad de elementos en interacción)
Dadas
estas circunstancias, este proyecto complejo y obviamente vanguardista para la
época, se ejecutó en sus inicios y con el paso del tiempo los azares
universitarios fueron transformándolo. Y por esto que lo asumimos como
referente empírico de estudio para conjeturar.
En
función de lo cual, referiremos un extracto de una entrevista ofrecida por el
primer coordinador de EUS:
“En
una época donde la Ciencia y la Tecnología han alcanzado niveles
extraordinarios de Productividad y Eficiencia parece posible pensar que la
Tecnología Educativa posee la solución mágica para el manejo del ya
insoportable crecimiento de la matrícula estudiantil y sus problemas conexos:
carencia o ineficiencia de edificaciones apropiadas, escasez de recursos
humanos calificados, trasmisión tradicional de conocimientos, altos costos
operativos; etc. […] La Tecnología Educativa no puede ser entendida como una
simple superposición de medios o máquinas nacidos a la luz de la Revolución
Electrónica y en tal sentido, sólo pueden prestar una ayuda parcial a la labor
del profesor” (Lic. Luís Díaz, 1976. Primer coordinador del Proyecto de
Estudios Universitarios Supervisados en LUZ).
Esta
interesante y reveladora afirmación, dada a mediados de los setenta del siglo
XX, nos plantea una serie de hipótesis de trabajo que años más tarde aún nos
formulamos en pleno siglo XXI. Las
cuales podemos resumir así:
El
enfoque andragógico y sistémico que promueve el aprendizaje independiente,
autónomo y colaborativo, aun cuando puede ser soportado en tecnologías
educativas sigue siendo una “ayuda parcial” a la labor del docente-facilitador
pues la promoción forma parte de un sistema complejo de interacciones
simbólicas y prácticas (representaciones sociales) entre los componentes del
sistema.
Si
asumimos el aprendizaje como formando parte de un entramado complejo o sistema
abierto, distintas y antagónicas formas de comunicarse están en juego entre el
estudiante y el docente.
Es así
como los sistemas de educación se
encuentran envueltos en varias dinámicas
complementarias que presionan al
alumno-participante-estudiante. Por un lado, está la función histórica de la universidad
de ser fuente principal de producción e intermediación de conocimientos en sus
procesos formativos y de capacitación. Y por otro lado, está la universidad
como institución encargada de transmitir y enseñar a las nuevas generaciones el
aprendizaje de competencias sociales, productivas y para la vida, en un
contexto de inseguridades y ambigüedades.
En tal
sentido refieren Salmerón, H.; Rodríguez, S y Gutierrez, C. (2010;171) que “…la
clave de la eficacia de estos entornos estará en no asociar de forma simplista
el ambiente virtual como un entorno de aprendizaje, sino en crear un andamiaje
diseñado por el profesorado que guía y ayuda al alumnado”.
En
medio de estos procesos, nos formulamos las siguientes preguntas que guiarán
las siguientes líneas de análisis:
¿Qué
hemos logrado en Latinoamérica para promover la autodeterminación, el trabajo
autónomo y el aprendizaje colaborativo?.
¿Las
tecnologías educativas son medios de comunicación alternativo o medios de información novedosos?
¿Cómo
están siendo manejados los roles de estudiante y docente?
¿Es
autonomía? ¿Es individualismo? ¿Es colaboración? ¿Es responsabilidad? Lo que
promovemos
¿Qué
actitudes están asomando nuestros estudiantes frente a la promoción de la
autonomía y el trabajo colaborativo?
Los
docentes ¿están preparados para promover el aprendizaje autónomo e
independiente?
¿Qué
papel están jugando las tecnologías educativas?
Pasamos
a reflexionar estas cuestiones:
Promoción del aprendizaje
colaborativo:
La
educación a distancia desde nuestra perspectiva es un proceso sistémico,
planificado y estructurado que permite la producción de cursos en la educación
a distancia y presencial, para producir recursos educativos que van más allá de
los contenidos, permitiendo un nivel formativo del aprendizaje.
La experticia
universitaria en educación a distancia del programa EUS que estamos asumiendo
como referente empírico ha estado modelada, hasta ahora, por una serie de
dispositivos que promueven el autoaprendizaje y tareas colaborativas. Estas son
los siguientes:
1. Manual Autoinstruccional, en versión
impresa o digital. Promueve el estudio
individualizado donde el estudiante es responsable de su propio aprendizaje,
mediante documentos auto-instruccionales impresos y digitales.
2. Asesorías grupales e individuales, que
no son clases magistrales si no espacios académicos de intercambios de
experiencias entre el docente-facilitador y el estudiante-participante. Pueden
ser presenciales o mediadas por la Red, tales como correos electrónicos, chat,
foros virtuales, entre otros.
3. Evaluaciones modulares planificadas
desde el inicio del periodo académico con los participantes. Todos pueden
obtener la máxima calificación si asumen las reglas de juego.
4. Espacios virtuales de aprendizaje, a
través de la plataforma Moodle.
Ahora
bien, a pesar de estos dispositivos los hábitos de estudio de los participantes
están fuertemente marcados por las
clases magistrales tradicionales, dadas por los profesores que aun dictan
clases de asignaturas en sus facultades de origen y eso complica la posibilidad
de comprensión y mucho más de adaptación inmediata a los dispositivos
educativos que promovemos.
En EUS
se promueve desde la década de los setenta el uso de las asesorías grupales
centradas en un proceso de aprendizaje que parte del interés y motivación del
estudiante. En dichas asesorías se
trabaja en base a las preguntas que planteen los participantes, quienes
previamente han leído los contenidos del Manual Autoinstruccional. Para lo
cual es necesario:
·
Una
actitud activa y protagónica en el proceso de aprendizaje, por parte del
estudiante.
·
El
aprendizaje colaborativo enmarcado por un sistema de gestión de aprendizaje,
mediante actividades regulares presenciales de enseñanza - aprendizaje, tales
como: asesorías grupales, individuales,
prácticas, foros, seminarios, congresillos y demás posibilidades de interacción
social.
·
El
pensamiento analítico, reflexivo y significativo.
·
El
aprendizaje constructivista.
El papel de las tecnologías educativas
en la promoción del aprendizaje autónomo y colaborativo sustentado en
blearning:
La
educación virtual como la educación del siglo XXI, tiene los siguientes
principios: la autoformación, la desterritorrialización, la descentralización,
la virtualización, la tecnologización, la sociabilidad virtual. Sin duda es un
sistema de autoformación en donde cada estudiante es responsable de su propio
aprendizaje y conocimiento. Se rompen las barreras físicas territoriales para
ingresar a un mundo nuevo en donde no existe nacionalidad.
El
espacio físico del aula se amplía a todo el universo para que desde cualquier
lugar se pueda accesar la información sin distinción ni restricción. El medio
virtual atrae porque se elimina la diferencia entre la ficción y lo real, para
fantasear y dejar volar la imaginación. La tecnología y sus avances se ponen a
disposición y al alcance de todos, permitiendo la interacción y la
personalización. Por último, el medio virtual promueve las relaciones y la socialización,
elimina las distinciones de rango o de clase, y pone a todos los participantes
en un mismo nivel.
Por ser la educación
Blearning, una modalidad dirigida a un público alejado y disperso, ya sea de
manera asincrónica o sincrónica, es necesario que sea una educación organizada
y enmarcada en un ambiente pedagógico-tecnológico, es por esto que el profesor no debe estar solo en el proceso, debe existir
un acompañamiento de un equipo especializado.
En
esta experiencia de EUS se asume como necesario y fundamental: promover el
aprendizaje autónomo y colaborativo, combinando actividades educativas
presenciales con actividades soportadas por herramientas de telemática
educativa (Sistema Mixto o B-Learning).
Por
actividades presenciales se comprenden todas aquellas que propicien la
interacción personalísima (cara a cara) entre el docente y el alumno; y también
entre los alumnos. Tales como: asesorías grupales e individuales, foros,
disertaciones, prácticas, congresillos, entre otras.
Por
actividades de telemática educativa se comprenden todas aquellas donde se
desarrolla el uso de los recursos tecnológicos, dirigidos a la educación y la
comunicación interactiva a distancia tales como: la televisión educativa, radio
educativa, comunicación digital, interacción virtual (chat, correos
electrónicos, foros, grupos de discusión, redes sociales, entre otros) que tiendan a la distribución de la
información y el uso pedagógico de los servicios educativos.
Dado
que la experticia en materia de educación a distancia a nivel mundial viene
siendo modelada por el uso de herramientas tecnológicas educativas, el modelo
educativo que se propone es un sistema de gestión de aprendizajes dinamizado
por procesos/componentes, tales como: el docente-facilitador, soporte técnico,
soporte administrativo, soporte instruccional, soporte de diseño y producción
audio-visual. Por tanto, esta compleja red de servicios
académico-administrativos que se imbrican en torno al estudiante, requieren una
organización adaptada a este sistema.
Ahora
bien, a partir de la creación de Aulas Virtuales, como espacios de interacción
entre los participantes del Sistema de Entornos de Aprendizaje, es decir:
estudiantes, docentes, soporte técnico y soporte administrativo, que irrumpe
con la concepción tradicional de las cátedras determinadas por la relación
asincrónica profesor/alumnos y crea nuevos e interesantes espacios de
comunicación sincrónicos entre los
diversos componentes del sistema de aprendizaje y sin fronteras de tiempo
/espacio.
Acorde
con los nuevos tiempos, este modelo educativo alternativo hoy se está logrando
con el uso de recursos tecnológicos web, videoconferencias y documentales
tutoriales educativos, entre otras estrategias novedosas que están haciendo
posible una educación diferente que era el sueño de los fundadores de este
proyecto en Venezuela. En esta materia EUS ha trabajado con un modelo educativo
sistémico desde su fundación.
Los
participantes del sistema educativo abierto y participativo, soportado por las
tecnologías educativas:
Muchos
consideran que la educación basada en nuevas tecnologías es el producto de un
mercado competitivo en el que las instituciones educativas luchan por
desarrollar un proceso de enseñanza-aprendizaje de mayor calidad.
Podría
decirse que sí, pero ésta no es una tarea fácil, ya que requiere de inversión y
esfuerzo investigativo acerca del recurso humano capacitado y la tecnología que
se desea emplear para la consecución de dicho objetivo. Sin embargo, en eso
consiste el reto de las universidad es para el siglo XXI, convertirse en
diseñadores de experiencias, procesos y ambientes de aprendizaje para la
creación de nuevos conocimientos.
Para
este propósito, la búsqueda de fortalezas y debilidades en los distintos
modelos empleados por estas instituciones en su actividad diaria, resulta un
paso obligado en ese cambio, ya que se precisa de una estrategia apropiada y
consistente para generar un redireccionamiento de sus procesos internos que sea
capaz de convertirlas en instituciones competitivas en un mundo globalizado en
el que las barreras geográficas dejan de existir.
Frente
a las tecnologías educativas se suceden una serie de cambios en los roles y los
miembros componentes del sistema educativo. Estos podrían resumirse así:
El
proceso de aprendizaje no sólo depende de la relación
facilitador-participantes, pues otros componentes del sistema complejo y
abierto entran en juego, tales como: soporte técnico, soporte administrativo,
soporte de diseño y reproducción, entre otros. Todos estos elementos del
complejo sistema interactúan en la dinámica del aprendizaje. Visto así el
aprendizaje independiente está acompañado del colaborativo.
Esta
plataforma, afirma Macías (2010), debe estar constituida por dos partes
importantes los cuales son: Sistema de Gestión de la Formación (Learning
Management System (LMS), y el contenido.
Las
plataformas tecnológicas educativas ofrecen la interconexión de estos dos
requisitos jugando dos papeles fundamentales: el de soporte de comunicación
entre los participantes y el de soporte de todo tipo de materiales (texto,
imágenes, audio).
Estas
plataformas ofrecen múltiples servicios dentro de los cuales se pueden
mencionar: administración y gestión de cursos: inscripción, directorio de
participantes y profesores, agenda, consulta de calificaciones, buzón de
sugerencias; elaboración y distribución de contenidos; servicio de correo
electrónico entre todos los participantes; alumnos, profesores y
administradores; herramientas de trabajo colaborativo: foros, chats, listas de
distribución de correo, pizarra electrónica, audio/videoconferencia.
Otros
servicios son: acceso a catálogos, directorios y bibliotecas online; servicio
de tutorías: sincrónica y asincrónica. Sistemas de control y seguimiento del
alumno; sistemas de evaluación y autoevaluación; diseño de planes
personalizados de formación.
En
este sentido, en las plataformas blearning hay que incluir servicios que
respondan a las diferentes necesidades de los agentes implicados en la acción
formativa (responsables del seguimiento, diseñadores, profesores y alumnos).
Las
plataformas b-learning deben proporcionar una gama de recursos y servicios
mínimos para de esta manera garantizar su funcionabilidad, operatividad y
eficiencia. Macías (2010) plantea una clasificación de estos recursos según su
funcionabilidad, dichos recursos son presentados a continuación: herramientas
colaborativas; facilitan el aprendizaje, la comunicación y la colaboración;
herramientas para el diseño del interfaz de usuario; herramientas de gestión
del curso; dado que las plataformas ofrecen gran variedad de recursos para el
profesor y para los estudiantes, es recomendable experimentar y familiarizarse
con los distintos componentes que los integran.
A manera de conclusiones:
Ante
estos argumentos, nos planteamos las siguientes conclusiones de trabajo que se
abren a nuevas discusiones:
1. Los procesos de aprendizaje autónomos y
colaborativos se conciben formando parte de un sistema abierto de complejos
componentes de interacción simbólica y práctica.
2. El aprendizaje independiente, autónomo
y colaborativo es posible en un enfoque andragógico donde el estudiante es
asumido como un componente básico, activo y formando parte de los otros
componentes humanos del sistema complejo educativo
3. Las tecnologías educativas son un soporte
y por tanto un medio para la interacción. Vista como soportes, cumplen un rol
de herramientas y no de fines de aprendizaje en sí mismas.
4. Los componentes humanos del sistema
abierto interactúan cargados de valores sociales que garantizan el aprendizaje
autónomo y colaborativo.
5. El enfoque andragógico y sistémico que
promueve el aprendizaje independiente, autónomo y colaborativo, aun cuando
puede ser soportado en tecnologías educativas sigue siendo una “ayuda parcial”
a la labor del docente-facilitador, pues la promoción forma parte de un sistema
complejo de interacciones simbólicas y prácticas (representaciones sociales)
entre los componentes del sistema.
6. La
reformulación de lineamientos
estratégicos que permitan el desarrollo de las nuevas tecnologías y la gestión
del conocimiento es vital para lograr el manejo eficaz y eficiente del
conocimiento.
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[1]Licenciada en Educación Integral. Responsable del Centro de Interacción
y Aprendizaje Telemático de la Facultad Experimental de Ciencias. Universidad
del Zulia (Venezuela)
[2] Doctor en Ciencias Humanas. Director de la División de Estudios
Universitarios Supervisados. Facultad Experimental de Ciencias de la
Universidad del Zulia. (Venezuela)
[3] Doctor en Ciencias. Mención: Gerencia. Profesor de
la Universidad Bolivariana de Venezuela.
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